«Esa situación dramática de los asalariados franceses, incluso los directivos, interpela a los ergónomos. Los temas del trabajo y de la salud laboral no son un lujo que se podría dejar de lado en tiempo de crisis. De la crisis no todas las empresas saldrán ilesas, muchos trabajadores ya han perdido o van a probablemente
perder su empleo. Algunas empresas piensan que el camino
de la supervivencia pasa por un refuerzo de las órdenes descendientes, del control, y en algunas de ellas, del desprecio.
Podríamos estar tentados de esperar a que la crisis pase. Pero tenemos que afirmarlo, basándonos en nuestro patrimonio
profesional: la crisis industrial es una crisis de pérdida del contacto con la realidad del trabajo y con los objetos de trabajo, una crisis de los enfoques totalmente top down, de un funcionamiento
en el cuál sólo valen las informaciones descendientes,
una crisis del mundo de cristal alimentado por visiones y niveles desconectados de la realidad, una crisis de los modos de gobierno basados en la omnipotencia del cálculo anticipado, en el desprecio a la inteligencia y a la capacidad creativa de los trabajadores.Ler
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